5 Claves fáciles para leer

Las grandes obras de creación artística dan cuenta de la necesidad que asiste en los lectores/espectadores de Entretenimiento y Significado. Entretenimiento porque queremos vivir otra u otras vidas, disfrutar de las descripciones del ambiente que rodea el momento o la época, aprender sobre costumbres, comportamientos, comidas, entre otras, de situaciones remotas o cercanas; y Significado, o propósito esperado por el lector para acompañar al divertimento. En este ejercicio el artista lee, indaga, estudia, inventa o copia métodos para contar y requiere de un lector despierto y dispuesto a entrar en ese juego, que, como un laberinto, debe entender la idea o tema puesto allí como reto. Así se completa la simbiosis de escritor/lector/espectador sin los cuales no se consuma la creación.  

Conforme a lo dicho voy a enumerar unas claves, fáciles, para aprovechar una lectura, una película, una obra de teatro e inclusive una pintura. Existen muchos más elementos de comprensión, entre otros, los conectados con la estructura interna, estilo, ritmo, tiempo, la voz narrativa, en este texto me referiré a las relacionadas con el Significado expresado arriba.

El título (1)

Si bien no todas las obras se titulan desde el inicio, sino que puede ocurrir al final o en medio de ella el lector, en cambio, si es lo primero que ve. El título puede enganchar, crearle curiosidad, desinflarlo o desubicarlo. Pero además de ese primer contacto con el lector/espectador está su relación directa con el Significado. En general está conectado con el protagonista, con el tema, o con la pregunta dramática del creador. De ahí que titular una obra es de atención. Los editores son expertos en cambiar títulos, precisamente, por ese interés en su lectura, comercialización y, además, que guarde correspondencia con su contenido. Un título puede ayudar en el acierto o el fracaso del texto. De tal forma que cuando leemos el título debe tenerse presente, pues allí estarán algunas señales emitidas por el artista.   

  • Quien cuenta la historia (2)

La historia no la cuentan los escritores, salvo si es autobiográfico para lo cual se especificará de antemano y se sellará ese acuerdo entre lector y escritor, sobre la veracidad de los hechos. Se llama: Pacto Referencial y cumple con la ecuación: A (autor) +P (personaje) +N (narrador)= Una sola persona = Autobiográfico. Cuando esto no sucede las historias las cuenta una figura llamada narrador, a secas. Es importante identificarlo desde el inicio de la lectura, es él quien nos llevará de la mano por los vericuetos del relato, nos describirá el ambiente, los personajes y nos dirá acerca de la época. Algunas veces participa de la historia, otras, estará por fuera como un director de teatro o como el camarógrafo que enfoca situaciones para hacer lucir a sus personajes; o también, como el titiritero quien desde arriba ve y mueve los hilos. Nos dosifica la información; tiene un punto de vista, un enfoque. No es lo mismo contar desde la niñez, mediana edad o desde la vejez o con alguna limitación; puede fundirse con la naturaleza de un personaje y nos habla en la primera persona (YO), sin confundirla con el autor, la segunda persona (TU) y la tercera (EL, ELLA, ELLE) personas del verbo.

  • Los personajes (Principal, Antagonista) (3)

Identificar al personaje principal es básico porque este llevará el peso de la historia y la capacidad de cumplir su deseo motivará los hechos. Es clave en el desenlace. Algunas veces oigo decir “no me gustó el final” y me hago la pregunta, se habrá entendido ¿Quién es el personaje principal?

Ahora bien, el antagonista también es importante reconocer. Su papel es colocar palos en la rueda al personaje principal para evitar los sucesos propuestos. En ese tire y afloje ocurre la vida de la obra. Un personaje literario para ser creíble (verosímil) debe ser como un humano con sus miedos, incertidumbres, bondades, maldades, sabidurías, bestialidades, pues no existen seres totalmente buenos o malos. Para construir esos personajes se requiere maestría y algunos han pasado a la historia donde su comportamiento se confunde con el nombre, decimos, por ejemplo, es un Quijote, un Otelo o una Celestina, es un Romeo, una Remedios, una Dulcinea, o un Robin Hood, por la personificación de sus actitudes, sentimientos o acciones que trascendieron de lo particular a lo universal. También han servido para el sicoanálisis, cuando se habla del complejo de Edipo, o referencias filosóficas como la paradoja de Sísifo.   

  • Conflicto de los personajes (4)

Cuando los personajes entran en acción llega el conflicto o Nudo de la historia. El ejemplo más cotidiano es el de los programas de telerrealidad (reality show). Allí conocemos a los participantes, las locaciones (Introducción) y en la convivencia (Nudo) a través de comidas, bailes y juegos se desatan los sentimientos de los participantes. Hay traiciones, violencia, robos, engaño (llamada estrategia), todo lo que puede, y más, hacer un ser humano para lograr su objetivo. Este libreto es hecho por expertos en el juego de la imagen, palabra y sensaciones del televidente. Volviendo al personaje principal de la narrativa éste, sufre, se divierte y la clave para un buen lector, es encontrar el cambio, para bien o para mal, del personaje principal. Si los personajes no modifican su comportamiento al terminar la historia y por su propia fuerza, interior, habrá quedado débil su construcción. La literatura es el espejo del comportamiento humano.

  • El tema. ¿De qué trata? (5) 

 El escritor se plantea sobre qué quiere escribir, para qué quiere escribir, porque hay tantos relatos de cuántos seres humanos existen. Jamás se agotarán. Cada uno, así sea el mismo, tendrá un tratamiento diferente. La historia es el vehículo para decir algo. Me gusta esta metáfora leída en alguna parte: “el tema es como una vasija que contiene a los personajes en conflicto”. Podemos pensar en una copa con vino o agua y aún sigue siendo la misma copa. El tema o idea atraviesa el relato de principio a fin, la maldad, la violencia, el desamor, la muerte, la vida, la fidelidad, la simplicidad, el egoísmo, el altruismo, la pobreza, la destrucción y muchos más, son temas inagotables en la literatura y por ende reflejo de la naturaleza humana. Por esta razón, les sugiero a mis lectores que anoten o subrayen cuando les parezca haber encontrado una idea o tema que pueda ser contrastado con el desenlace del personaje principal, o el título, o frases, o algún comportamiento de los personajes.  Este punto es de los más importantes en esa simbiosis, anotada, donde el lector se queda con las emociones y completa la obra.

Con esta pequeña y sintética sugerencia, de cinco claves, disfrutaremos más del conocimiento de una obra artística y no solo se hablará de los hechos del relato.

10 comentarios en “5 Claves fáciles para leer”

  1. Muchas gracias por esta guía práctica. Esta muy clara y útil. Por ejemplo, el título es un elemento que suelo pasar desapercibido y, tienes razón, en que dice mucho de una obra (es el abrebocas). Así que me parece genial tenerlo presente en mis futuras lecturas, así como el resto de recomendaciones.

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